No, no se trata de apilar libros hasta saltar una valla, no.
Liber en latín significa por igual libre y libro. Interesante esa coincidencia porque los libros, con su transmisión de conocimientos, mensajes, teorías, reflexiones, descripción de situaciones históricas, biografías, escenarios atractivos y diferentes, múltiples formaciones en esto o lo otro, nos dan libertad para vivir, formarnos, informarnos y tener ilusiones por otras realidades y futuros.
En el Campo de concentración de Mauthausen, que más tarde fue de exterminio, un español llamado Tarragó creó una biblioteca clandestina de unos 250 libros que salvaba con triquiñuelas antes de que fueran quemados por miembros del ejército de las SS. Con ello regalaría horas de libertad y de evasión de aquella dura existencia, a los presos del campo, que podían así vivir otras vidas e ilusiones por breves momentos, que les daban fuerza para seguir soportando las atrocidades de aquel infierno.
Cuando Tarragó más tarde fue deportado a España, tuvo un hijo al que llamó Llibert en agradecimiento a los libros que tanto bien pudieron hacer a los presos del campo, a través de aquellas lecturas que tanto les ayudaron a soportar tremendas adversidades y a mejorar su resiliencia y su dolor.
Lliber, libro y libre también para nosotros.
Leamos, disfrutemos, aprendamos, desaprendamos, pero leamos y ampliemos nuestro universo. Seamos ambiciosos en el saber y en adquirir conocimientos y el autoconocimiento que nos lleve al siempre deseado crecimiento personal.
«Todo aquello que el hombre ignora, no existe para él. Por eso el universo de cada uno se resume al tamaño de su saber”. Albert Einstein.
¿Te gusta leer? Seguro que sí pero si es que no, haz un pequeño esfuerzo y empieza. Te gustará, te aficionarás, tu universo se ampliará y tu autoconocimiento te llevará hacia un crecimiento personal muy importante.
Si te puedo ayudar, aquí estoy.
Mercedes.